domingo, 4 de septiembre de 2011

Por qué NO las áreas funcionales

Una clasificación caduca actualmente, pero que algunos entrenadores aún utilizan en relación a las vías metabólicas, es la de dividir a los trabajos de resistencia resistencia como: Anaeróbicos alácticos, Anaeróbica lácticos y Aeróbica. Dado que por un lado no existe anaerobiosis (ausencia de O2), en los trabajos que se hace referencia cuando se utiliza este término, y que tampoco el lactato sería el causante de la fatiga, es que se debe dejar de lado esta terminología.

Este aspecto ha dado origen a otra propuesta de clasificación de las zonas de desarrollo de la resistencia utilizada comúnmente por muchos entrenadores y preparadores físicos latinoamericanos especialmente en los deportes de conjunto, y es la determinación por “áreas funcionales” según los niveles de lactato.

Esta propuesta es poco utilizada o incluso desconocida en Norteamérica y Europa, como ejemplo, puedo citar a una pequeña revisión sobre la concordancia de las distintas nomenclaturas del entrenamiento entre 1950 y 1990 realizada por Veronique Billat (2002) donde no se menciona a esta alternativa.

Incluso, no se han encontrado en la bibliografía científica internacional actual, publicaciones que la fundamenten, la validen o la correlacionen con otro método. A pesar de esto, es muy popular en Argentina y algunos países limítrofes probablemente, en parte, por la difusión que han hecho sobre este tema principalmente Norberto Alarcón (1997), Juan Carlos Mazza (1989, 1994), Jorge de Hegedüs (1998, 1996) y Gabriel Molnar (1993) quienes a pesar de no presentar trabajos científicos que validen y fundamenten esta propuesta; la sugieren como un elemento práctico a considerar para controlar el entrenamiento. Es por eso, que actualmente otros autores la siguen mencionando, como por ejemplo Paul Larovere, (2002) y Patricia Minuchin (2005), entre otros.

Cada área funcional, según los autores, corresponde a un rango de concentración de lactato determinado.

Justamente, este es el punto que pone más en duda la utilización de la propuesta, ya que no contempla que la respuesta a la concentración de lactato es siempre “individual” (tal como se mencionó más arriba)

Además, los términos que se proponen para cada área resultan confusos, por ejemplo, dicen: “potencia, tolerancia y resistencia anaeróbica” (ya se ha mencionado que no es apropiado esta palabra), o incluso dicen “superaeróbico” a intensidades que curiosamente son por debajo del VO2máx., y no por sobre el mismo.

Vale agregar incluso, muchos de los entrenadores que utilizan esta clasificación de áreas funcionales, “no miden el lactato sanguíneo”, y consideran a otros parámetros de control, para estimarlo, lo cual es claramente una contradicción absoluta con la idea primaria por la que se proponía esta clasificación y por su puesto hace que se pierda toda objetividad.


 

1 comentario:

  1. ¿Entonces? ¿No a las áreas funcionales por falta de fundamento científico, y por la "mala utilización" de términos y métodos de algunos? Y si es así cual seria la solución para ordenar los entrenamientos de resistencia?
    Por lo que tengo entendido y he leído, las áreas funcionales son solo una guía:

    "Las áreas funcionales de entrenamiento no son prescripciones de cargas, ni recetas de planes de trabajo.

    Son pautas que orientan al predominio y especificidad de las cargas, para la construcción de los programas y los ciclos del proceso de entrenamiento deportivo."
    (Mazza,2004)

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